sábado, 8 de mayo de 2010

La mayor emoción

Hace unos meses, un buen amigo decidió ponerse a correr. No sé hasta qué punto pudo influir en él lo bien que se me ve desde que practico este deporte. El caso es que Álvaro -que así se llama- se fue un buen día a la tienda de deportes, se compró lo básico para empezar, y se puso a correr. Con pequeños altibajos, siempre derivados de sus circunstancias familiares y profesionales, ha ido logrando engancharse a esto. Y, como todo los runners saben, esto significa que está logrando superar la fase más difícil del proceso.

Hace apenas un mes, Montse se ha puesto también a ello. Para ella, se trata de algo más que hacer ejercicio de cara al verano. Más bien, correr se ha convertido en un reto personal que depure su cuerpo, pero sobre todo su mente. Parece que funciona. Cuántas veces me habrá acompañado ella -como fiel amiga y esposa- a las carreras. Cuántas veces se habrá empapado de las emociones que se sienten en cada prueba, por modesta que esta sea. Desde hace un par de años, ella y Mateo (nuestro hijo) me acompañan, animan y besuquean sin importarles el resultado. Entienden perfectamente lo que disfruto participando en ellas, y compartiendo con muchos colegas los kilómetros que sean.

Álvaro y Montse van por buen camino. Están pasando cada una de fases del "novato": ahogo al arrancar, preocupación excesiva por el crono, necesidad de saber el kilometraje exacto que han hecho, inquietud por cómo será su primera carrera...

Calma y paciencia, les digo, al tiempo que les animo -ahora también desde este blog- a continuar así. Van muy bien, la verdad. Ya estoy deseando verlos cruzar su primera línea de meta. Conversar con ellos en ese momento de éxtasis. Cierro los ojos y puedo imaginar esos instantes perfectamente, incluso puedo adivinar exactamente las palabras que, entre jadeos y tragos de agua, me dirán.

¡Qué emoción se siente al terminar la primera carrera! Ninguna prueba posterior, a pesar de lo mucho que se mejora con los años de entrenamiento y de los logros que se van consiguiendo, se puede comparar, ni de lejos, a esa primera vez.