viernes, 11 de marzo de 2016

The Revenant

Como decíamos ayer, las sensaciones de terminar un Maratón -para un tío normal como yo- son indescriptibles. Quizá, no menos inefable es haber pasado varios años en blanco, el distanciamiento sufrido, y la sensación interna de abandono, pero también de abandonado. Un tiempo en el que, principalmente gracias a mi familia, he podido comprobar que todo es relativo, que lo que hoy parece un verdadero leitmotiv, mañana puede que no tenga la menor importancia. Por que no la tiene...

Hoy, sin saber muy bien por qué, vuelvo a escribir aquí. Sin objetivo concreto. Por puro impulso. Simplemente, he recordado que este blog existe, y que puedo practicar aquí el arte -cada vez menos común- de intentar plasmar con palabras, y de la mejor manera que uno puede, algunos pensamientos e ideas, y hacerlo públicamente. Imagino que la temática, a partir de ahora, será radicalmente distinta, como lo es mi vida...

Lo dicho, ha renacido este cajón desastre, sin más pretensión de que sea abierto, de vez en cuando, por mí mismo. Queda oficialmente reinaugurado.