martes, 11 de enero de 2011

Cross de A Pobra.

Anteayer debuté en la especialidad. Como anécdota, decir que dos días antes estaba comprando las zapatillas de clavos, y no tuve ni tiempo a probarlas sobre el terreno. Y así me fui, a pelo, con unas zapas del trinque -blancas y relucientes- que cantaban sobremanera en el pinar de Cabío.

Después de los nervios iniciales (a mí el potocolo oficial y los prolegómenos de la competiciones me matan)disfruté, disfruté y disfruté como un enano: del día, del ambiente, del circuito, de la organización... hasta de la arenita de los cojones disfruté (qué bonita es para tumbarse al sol, la muy jodida).

Espero volver en años venideros, y disfrutar todavía más, si cabe, e intentar mejorar lo que se pueda. Prometo sacrificio. Al mismo tiempo, animo a aquellos que no hayan probado las mieles de este tipo de carreras a que lo hagan. Sin duda, la experiencia merece la pena.

Saludos.