martes, 8 de febrero de 2011

Maratón

Está próximo el Maratón de Sevilla, y varios amigos van a participar en esta edición con el ánimo de hacer la mejor marca posible y, sobre todo, pasarlo muy bien.

No habrá griegos ni persas en esta ocasión, y lejos queda ya el 490 a.C., pero la afrenta sigue siendo dura, casi heroica. La suerte está echada. El entrenamiento está ahí, y, salvo imprevistos, tendrá que notarse.

Me invade la envidia, por una parte, y, por otra, no me veo preparado para afrontar el reto de hacer una muy buena marca. Una vez que ya me he demostrado a mí mismo que puedo terminar la mítica distancia (Madrid, 2005), ahora estoy como aquel surfista que, sentado en su tabla, otea los límites del océano, dejando pasar buenas olas, en busca de aparezca la más idónea de entre todas ellas, y no sin riesgo de escoger mal...

Algún día llegará. No sé si en Sevilla, en Barcelona, en San Sebastián o más lejos, pero llegará. Es algo pendiente, que creo compartir con la mayoría de los que dedicamos parte de nuestras vidas a este deporte. Ya me entendéis...

Mientras tanto, ¡mucha suerte a los que van a la ciudad del Guadalquivir! Ojalá que os salga una carrera de ensueño. No esa en la que quedáis primeros, por delante de los africanos (seamos realistas), sino aquella más factible, en la que lográis la marca que queríais hacer, sin molestias ni lesiones, con una sonrisa en línea de meta...

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