jueves, 14 de abril de 2011

VIGBAY 2011

Ocho de doce. No está mal.

Es esta una de mis pruebas favoritas, y no solo por el recorrido, la organización, el ambientazo... que también. En realidad, la VigBay se ha convertido en una cita fija en mi calendario por el fin de semana que nos pasamos mi familia y yo junto a unos amigos, en Baiona. Todo un homenaje que nos damos a nuestra salud, y que culmina con esta fantástica carrera.

En lo meramente deportivo, este año he llegado peor preparado que el año pasado. A tenor de ello, decidí ser más conservador, e ir a disfrutar de un "entrenamiento" largo de domingo. La marca de 1:24:28? del año pasado era inalcanzable, y había que ser realista.

Cuando llegué a Samil casi eran las 10:00 h. Fui a tomar un café a toda prisa, y, sin calentar, me metí en el "cajón A", cuyo derecho me había ganado en la edición 2010. A pesar de salir más tranquilo que por aquel entonces (3:55 aprox.) creo que no molesté a nadie, ya que tampoco me puse en primera fila, ni mucho menos. Mi intención fue ir tenso (en torno a 4 el km) hasta que pudiese, de cara a próximas pruebas y medio maratones. Y así lo hice -más o menos- hasta el km 15 (a excepción de las cuestas), donde decidí levantar el pie hasta 4:20. a partir de ahí fue un "paseo", animando a la gente que me pasaba a riadas. Al final, tras el paso por el último Km -en el que recibí el ánimo de varios familiares y amigos- llegué a meta en 1:28:01. Sólo sprinté al final, cuando vi el crono sobre la meta, para intentar bajar de 1:28 (una tontería muy tonta), cosa que, finalmente, no conseguí. Pero bueno, quedé más que satisfecho con la marca y con las sensaciones, de todas formas.

Después de la pertinente ducha llegó, como ya es tradición, la gran churrascada. Y tras ésta el regreso a Santiago con los deberes hechos y con el buen sabor de boca que siempre dejan los fines de semana bien aprovechados. Un lujo.

Agradecer a todos los que rodean a esta carrera (organizadores, cuerpos de seguridad, servicios sanitarios, atletas, voluntarios, público...) su empeño en hacerla cada vez mejor. Ciertamente, lo estáis consiguiendo.

Y poco más. Simplemente añadir que ya estoy empezando a pensar en el año que viene... ¡a por la novena!

Nota: durante todo el recorrido me acordé muchísimo de Álvaro. Este amigo -formidable deportista y excelente persona- está empezando a correr hoy la que será, probablemente, la carrera más importante de su vida. Sé que es un ganador, que superará esta difícil prueba, y que pronto estará de vuelta en estas otras que tanto nos gustan. Lo sé. Desde aquí le mando toda mi fuerza, apoyo y ánimo.

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