Todavía no se me ha ido de la cabeza la Carrera popular de San Martiño (Ourense), celebrada ayer.
Por disitintos motivos, este año tenía -de antemano- bastante complicada la participación, pero no la descarté hasta la noche del sábado. Al final -y creo que con buen criterio- mi compañero de fatigas y yo decidimos no ir. ¿Fue pereza?, ¿fue el temporal?, ¿fue un caso de pereza temporal?... de todo un poco. Aproveché la mañana para descansar, e ir a ver al Obradoiro contra el Unicaja de Málaga al pabellón del Sar (qué espectáculo, por cierto).
Eché de menos, por supuesto, la cita anual con la Ciudad de las Burgas. Le debo una. El año que viene espero no fallar, y volver a disfrutar de la compañía de Póstol y familia en hotel de siempre, del tapeo por la zona vieja, de la comida postcarrera y, por supuesto, del ambientazo y de esta prueba, bonita donde las haya.
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